Tras leer y analizar detenidamente el artículo de periódico El Día (22 junio de 2007) no puedo evitar sentir cierta indignación acerca de la problemática que comenta la comisionada para la Reforma Educativa de la Consejería de Educación, Isabel de Luis. Y es que no son pocos los que hacen críticas a la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, y lo peor de todo, es que lo hacen desde el desconocimiento y la ignorancia.
La raíz del problema se encuentra en que se están poniendo en tela de juicio ciertos contenidos curriculares, que deben ser enseñados en la escuela, bajo la óptica de las consecuencias perversas que el tratamiento de ciertos valores éticos, morales y cívicos pueden provocar en el alumnado. Ciertos grupos de padres y madres critican que esta asignatura sería perjudicial para sus hijos e hijas, debido a que podría cuestionar la moral familiar en muchos sentidos. Esto se debe a que existe la creencia generalizada de que dicha asignatura podría ser una forma de modelar la ideología de los alumnos con fines no educativos. Algunos ejemplos podrían ser familias preocupadas porque sus hijos aprendan a tolerar ciertos temas con la homosexualidad o el aborto (valores no aceptados por el catolicismo). Tampoco ha sentado bien la imposición de la asignatura por su carácter obligatorio, ya que un 61% de encuestados manifiestan que preferirían que ésta fuera voluntaria.
Cuando lo que realmente se pretende, tal y como señala la comisionada es " ayudar a los alumnos a pensar, a hablar, a participar o a estar informados" así como aportar "aquellos elementos que les permitan ser ciudadanos críticos, reflexivos e informados".
Result muy preocupante en mi opinión es que estos padres y madres, obviamente desinformados respecto a lo que significala Educación para la Ciudadanía, no hayan recibido el asesoramiento y orientación pertinentes por parte de los centros ni de los profesores. Lo cual denota falta de comunicación y de preocupación por parte del sistema educativo para mantenerlos informados de las implicaciones de estos cambios.
También es preocupante, quizá lo más, es que estos grupos de padres y madres cierren las puertas del conocimiento a sus hijos e hijas. La falta de confianza en la calidad de la enseñanza, y en la competencia de los docentes para desarrollar esta labor con éxito me parecen cuestiones injustificadas.
Este artículo debería de acernos reflexionar acerca de la importancia y urgencia del tratamiento de ciertos valores cívicos, morales y éticos en la escuela. Ante las oleadas de violencia y acoso escolar, ante la nuevas problemáticas adolescentes y sociales, antes las nuevas exigencias de la sociedad de la información... NO PODEMOS QUEDARNOS CON LOS BRAZOS CRUZADOS. Hay que empezar a considerar esta asignatura como una herramienta que nos ayudará a los profesionales de la educación a prevenir estas problemáticas con acciones acertadas y adaptadas a las necesidades de los contextos educativos. Nuestra labor como pedagogos será orientar y dar forma a esta nueva asignatura, y debemos empezar de ser conscientes con la realidad a la que nos enfrentamos.
ARTÍCULOS CITADOS:
